Si somos un poco observadores, habremos podido percatarnos en alguna ocasión de similitudes físicas incluso de comportamiento entre una mascota y su dueño. Esto no es casualidad. Hay estudios que nos explican por qué ocurre esto.

Tiene una base científica. El ser humano tiende a buscar, inconscientemente, pareja, amigos, o mascotas, que se parezcan a sí mismas. No es egocentrismo, es un instinto casi «animal», ocurre en nuestro subconsciente. De alguna forma genéticamente hay un «match». Se hizo un estudio analizando el genoma de 300 parejas para ver su herencia genética. Al parecer, las personas pertenecientes al norte y sur de Europa acababan estando con personas con los mismos antepasados. Inconscientemente se trata de «perpetuar» su propia herencia genética. En resumen, muchas parejas suelen ser genéticamente similares.

En el caso de las mascotas, nos fijamos en los rasgos físicos, especialmente faciales y en su carácter. Buscamos algún tipo de afinidad. No es raro ver un hombre musculoso y fuerte, con un perro de estas características (tipo pitbull, o Rottweiler). O una persona nerviosa que escoja una raza que también lo sea (como el Schnauzer, Fox Terrier, Jack Rusell…). O incluso una chica con pelo largo que elija como mascota una con orejas largas o bastante peluda… (Beagle, Cocker, Setter…), o una mujer elegante, esbelta que tenga un Afgano, Galgo, Braco alemán, Gran danés, Dálmata… Esto no se da sólo en perros, también encontramos este fenómeno de parecidos entre dueños y mascotas con los gatos.

Gerrard Gethings es un fotógrafo de animales que se ha dedicado a retratar, entre otras cosas, los increíbles parecidos entre algunas mascotas y sus dueños.