Las personas que amamos a los animales nos comunicarnos con ellos, bien sea mediante gestos, caricias o las palabras; interactuamos con ellos de la forma más natural en nuestro día a día, porque son un miembro más de la familia y como tal les tratamos.
Nos gustaría en esta ocasión, detenernos en la importancia de las palabras como método de comunicación y desarrollo de las capacidades de nuestros perros, además de ayudarnos a estrechar el vínculo entre ellos y nosotros.
De forma natural, solemos compartir con ellos nuestras alegrías, tristezas, les contamos lo que nos ocurre a diario, les damos explicaciones… No, no estamos locos, ni es una conducta extraña. Al contrario, estamos creando un vínculo muy estrecho con ellos y les estamos ayudando a desarrollar su capacidad de comprensión.
Los perros no entienden las palabras como tales, pero sí saben percibir el tono con el que les estamos hablando y también comprenden el contexto. Observan nuestras expresiones faciales, perciben nuestro estado de ánimo. Todo ello hace que nos “entiendan” mejor, cuanto más les hablemos y pueden unir una palabra con otra y dotarlas de significado, al asociarlas a una acción. Ejemplos sencillos serían “vamos a la calle” o “¡a comer!”. Incluso «te quiero», si esas palabras se refuerzan con caricias y una expresión en nuestra cara, que claramente ellos sabrán percibir.
Son capaces de asimilar e ir comprendiendo las expresiones que usamos en nuestro día a día, cuanto más les hablamos. De esta manera, nuestro perro va ampliando “su vocabulario” y su comprensión, lo que nos facilita enormemente la comunicación con ellos.
De hecho, los perros «son capaces de comprender el lenguaje humano «según un estudio realizado por la universidad canadiense British Columbia, llevado a cabo por el investigador Stanley Coren, quien ha establecido que los perros son capaces de distinguir unas 160 palabras.
En ese mismo estudio, se llegó a la conclusión que en la capacidad de aprendizaje influía la raza, las características genéticas del animal y del tiempo que le dedique su dueño a enseñarle nuevas palabras.
Según Stanley Coren, «la inteligencia de los perros sería similar a la de un niño de 2 años. Por lo tanto los perros no solo entenderían palabras, sino que son capaces de contar hasta 4 ó 5 y detectan errores básicos en sumas sencillas, como 1 + 1 = 3».
Los perros son grandes observadores de los gestos y los movimientos lo que, unido a los sonidos y las palabras, hace que nos lleguen a entender mucho mejor de lo que nos imaginamos. De ahí la importancia de ser generosos con nuestro tiempo, compartir el máximo posible con ellos, enseñarles y hablarles para enriquecer nuestra relación humano-perro.
Perros «confesores» y terapéuticos
Nuestro perro es el único ser que nos va a escuchar siempre, sin emitir juicio alguno. Esto que a priori parece una afirmación sin mucho sentido, lo adquiere en el momento en que nos encontramos frente a él, sabiendo que todo lo que le contemos quedará entre nosotros. Hablar con nuestro perro podrá tornarse en una gran ayuda para verbalizar pensamientos, problemas y preocupaciones que de otro modo quizá no sacaríamos a la luz. Sorprendentemente, aunque lógicamente nuestros perros no nos van a responder, nos sentimos libres para expresarnos con ellos y eso puede resultar terapéutico. Hablar con nuestro perro es sano y más que recomendable.
Los perros se utilizan en terapias con personas mayores que padecen demencia o Alzheimer. También se trabaja con perros en terapias con niños. Y en muchos casos, se trabaja con perros como parte de la terapia con niños autistas, hiperactivos o con déficit de atención. En todos los casos, estas terapias son muy efectivas, demostrándose que ayuda a mejorar la salud mental y física de los niños y los mayores, estableciéndose fuertes vínculos afectivos que mejoran el estado de ánimo y la autoestima y el desarrollo motriz.
Nuestros perros lo necesitan
Los perros son animales sociales, necesitan saber que forman parte de una «manada» para desarrollarse felices y equilibrados. Los perros que viven en soledad, sin contacto alguno, son perros tristes, desconfiados, miedosos y en muchas ocasiones, agresivos, por la falta de contacto con el hombre o sus congéneres.
Los perros nos escuchan con atención, nos observan detenidamente y desean interactuar con nosotros. Son seres afectivos y hablarles es una muestra más de nuestro cariño hacia ellos. El vínculo se estrecha entre nosotros y la relación humano-perro se enriquece.
No estamos locos
..Y sabemos lo que queremos. Por ello, hablamos con nuestro perro, enseñándole cada día algo nuevo, alimentando su necesidad de aprender y compartir con nosotros lo aprendido. Hablamos con nuestro perro porque es sano, porque nos llena el corazón y porque ellos se lo merecen. Merecen nuestra atención, nuestro tiempo y nuestro agradecimiento por su fidelidad sin límite.